Consumir lácteos y sus derivados —quesos, yogures y leche— es apostar por alimentos frescos, naturales y ricos en nutrientes esenciales. Su alto contenido de proteínas de calidad, calcio, vitaminas (A, D y B12) y probióticos contribuye a fortalecer los huesos, apoyar la salud muscular, mejorar la digestión y mantener el sistema inmunológico. Integrarlos con moderación dentro de una dieta equilibrada ayuda a mejorar tu calidad de vida y cuidar tu bienestar de forma natural.
Los lácteos y sus derivados abarcan una amplia variedad de alimentos elaborados a partir de la leche mediante distintos procesos de transformación.
Gracias a la innovación tecnológica y al cuidado en su producción, hoy contamos con una gran diversidad de productos como la nata, la mantequilla, el queso, el yogurt o el suero lácteo, cada uno con propiedades únicas y un valir nutricional importante.
Lacteos y Derivados
Las leches fermentadas son aquellas que se obtienen al añadir a la leche determinados microorganismos vivos —como bacterias lácticas— que transforman parte de la lactosa (el azúcar natural de la leche) en ácido láctico. Este proceso natural no solo modifica su sabor y textura, sino que también mejora su conservación y su valor nutricional.
Gracias a esta fermentación, las leches fermentadas adquieren una consistencia más cremosa y un sabor ligeramente ácido, además de aportar probióticos que benefician la flora intestinal y fortalecen el sistema inmunológico. Entre las más conocidas se encuentran el yogur, el kéfir y otros productos similares que combinan tradición, ciencia y bienestar en cada cucharada.
Consumir leches fermentadas de forma regular puede favorecer el equilibrio intestinal, mejorar la absorción de nutrientes y fortalecer las defensas naturales. Son alimentos versátiles, ideales para desayunos, meriendas o como base de preparaciones saludables, aportando sabor, frescura y bienestar a la dieta diaria.
El Yogurt es un alimento lácteo obtenido a través de la fermentación de la leche mediante cultivos vivos como Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus.Este proceso transforma la lactosa en ácido láctico, dando como resultado una textura cremosa, un sabor ligeramente ácido y una mayor digestibilidad
E: ¿Cómo conociste a Agronegocios Llerena? A: "Por jiujitsu conocí a Agronegocios Llerena, increíble porque siempre consumo ahí los Yogurts, los quesos de calidad, y lo está haciendo bien así que no hay manera de no consumirlos." E: ¿Yogurt o Queso para el desayuno? A: "Yogurt, yogurt fijo" E: ¿Fresa, arándano o mango? A: "Arándano está brutal, los tres son ricos, pero arándano, aparte le gusta a mi mamá también."
Gracias a la acción de estos microorganismos, el yogurt no solo conserva los nutrientes esenciales de la leche, sino que también favorece el equilibrio de la flora intestinal y fortalece el sistema inmunológico. Además, su contenido reducido de lactosa lo convierte en una alternativa ideal para quienes presentan cierta intolerancia a este azúcar natural.
El queso es uno de los derivados lácteos más antiguos y apreciados del mundo, elaborado a partir de la coagulación de la leche mediante la acción del cuajo o de bacterias lácticas. Durante este proceso, la parte sólida de la leche (la cuajada) se separa del suero, dando origen a una gran variedad de quesos que difieren en sabor, textura, maduración y contenido graso.
Además de su extraordinario valor gastronómico, el queso es una fuente concentrada de proteínas, calcio, fósforo y vitaminas A y B12, nutrientes esenciales para el desarrollo y mantenimiento de huesos y músculos. Dependiendo de su tipo —fresco, curado, semicurado o madurado—, su sabor puede ir desde suave y cremoso hasta intenso y aromático, adaptándose a todo tipo de paladares.